Enrique Urraca de Diego - Presidente de ARMH Exilio Republicano. Barcelona
Después del estreno del documental Ich bin Enric Marco, sobre Enric Marco, el falso prisionero de un campo de concentración nazi, quiero decir que este gran manipulador sigue, sin ninguna vergüenza ni arrepentimiento, su singular camino lleno de mentiras. No fue deportado en los campos nazis, pero sí fue voluntario a trabajar a la Alemania nazi para su industria de guerra. Mientras, mi tío, como otros miles de republicanos, sufría la barbarie nazi en el campo de Mauthausen. ¿Cómo puedo aceptar eso?
Trabajé muy estrechamente con Enric Marco en la Amical de Mauthausen durante un año, hasta que estalló el escándalo. Nunca sospeché de él, le aporté toda mi ayuda y apoyo en el trabajo. Le ofrecí, más que mi amistad, mi cariño como deportado. Él lo sabía, se lo dije. Y aun así me mintió, y siguió mintiéndome hasta el final. Para mí fue muy doloroso, pues nunca imaginé que alguien fuese capaz de tal falacia.
¿Y aún hoy se pregunta a quién debe pedir perdón? Debería pedir perdón a los deportados, a sus familiares y a la sociedad, porque hay temas con los que no se puede mentir y manipular. Debería pedir perdón a esos jóvenes estudiantes que le creyeron cuando les explicaba su experiencia de deportado y quedaron desconcertados después. Disculpen que les diga: yo no le perdono. El sufrimiento de nuestros familiares se merece un trato más serio que las elucubraciones de un ser enfermo con ganas de notoriedad.
Carta del nostre company de la Memòria publicada al Periódico de Catalunya
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