"Esposas, madres, hermanas… poco les importaba con tal de sembrar en el pueblo el terror”
IRAM MARTÍNEZ / EL PLURAL
En el inicio de la Guerra Civil, dos pueblos sevillanos comparten un trágico episodio, muy similar entre sí, aunque se hayan dado en fechas distintas. Guillena y Fuentes de Andalucía sufrieron las duras represalias de quienes apoyaron el levantamiento de Franco a mediados del 36. En ambos pueblos se llevó a cabo una matanza de mujeres, en Guillena 17 y en Fuentes de Andalucía aún no se sabe. Sus únicos delitos, si es que en alguna cabeza cabe que lo sean, fueron los de apoyar la legalidad de la República o tener un familiar de izquierdas.
El Plural ha contactado con las pocas que pueden o quieren dar testimonio y que conocen la drámatica historia que se cebó con víctimas inocentes, en este caso las mujeres de estos dos pueblos sevillanos.
"Cacería de rojos"
A través de narraciones orales los habitantes del pueblo han contado cómo en el verano de 1936, un grupo de falangistas armados, entraron en varios hogares del pueblo en una “cacería de rojos”. Buscaban a gente afiliada al PSOE o al PCE, por ese entonces casi todos hombres, sin embargo al no encontrar a sus objetivos decidieron coger presas a las mujeres de esas casas.
La barbarie de los levantados
Así, fueron dejando un rastro de casas incendiadas, en las que sus ocupantes perdían todo objeto de valor. Los fascistas, energúmenos pero no tontos, saqueaban los hogares, llevándose todo lo que tuviera valor. Pero aquel verano del 36, nadie se imaginaba que también se llevarían lo que más valor tiene para una persona: Su propia vida.
Un camión lleno de mujeres
Cuentan los que lo vivieron que los falangistas llenaron un camión con un número indeterminado de mujeres, de las que poco más se sabe, salvo en los casos de cuatro menores de edad: Mercedes Medrano de 18 años, Josefa González de 16 años, la hija de la "Polonia" de 15 años, la hija de Manuel de la "Melliza" de 14 años.
Humilladas y asesinadas
Una vez llenado el camión, se suponía que las mujeres serían llevadas al vecino pueblo de La Campana, pero sus captores se detuvieron a mitad del camino en la finca "El Aguacho", donde las obligaron a organizarles una fiesta, cocinarles la cena y luego servírsela como si fueran sus criadas. Al terminar la humillación abusaron de ellas, las torturaron y después fueron fusiladas y enterradas en un pozo de la finca.
El botín de los verdugos
Para entender el miedo de los testigos, hay que contar que los asesinos volvieron al pueblo, borrachos de alcohol y violencia. Con el camión vacío se pasearon por las calles de Fuentes llevando en sus fusiles la ropa interior de aquellas que, horas antes, habían violado y asesinado.
Aún no se sabe dónde están
Al día de hoy no se conoce el sitio exacto donde está esa fosa, la finca posee varios pozos y el miedo de los vecinos, unido al proceso burocrático que implica solicitar una cata arqueológica, mantiene a los habitantes de Fuentes de Andalucía con la duda de dónde estarán esos cuerpos. Hoy al mediodía se celebra en "El Aguacho", un acto de homenaje a esas víctimas inocentes de unos tiempos negros, que apenas comenzaban
Las 19 mujeres de Guillena
En Guillena sí que se sabe dónde están las víctimas, es el cementerio del pueblo vecino de Gerena, donde según nos comenta Manuel Domínguez, nieto de una de las asesinadas y miembro de la asociación "19 Mujeres por la Recuperación de la Memoria Histórica" de Guillena, están enterrados los cuerpos de 17 mujeres que sufrieron el mismo maltrato, el 12 de octubre del 1936, después de haber pasado más de un mes y medio arrestadas.
"Atmósfera de terror"
A finales de agosto de 1936, se repite la historia, un grupo de falangistas, que ya controlaban el pueblo desde el 26 de julio, entra violentamente en las casas con el pretexto de arrestar a los hombres afiliados al PSOE y al PCE. Al no encontrar rastro de ellos cargaron contra las mujeres. Esposas, madres, hermanas… poco les importaba con tal de sembrar en el pueblo la “atmósfera de terror” que el General Mola había ordenado.
No pudieron resistirse
Guillena había sido un pueblo fácil para los golpistas, los habitantes no contaban con armas para defenderse, así que el inicio de la Guerra Civil se había vivido con una gris normalidad. Sin embargo, después de mes y medio de humillaciones y maltratos, los falangistas decidieron fusilar a las 19 mujeres.
Salvadas por sus hijos
Sólo dos de ellas pudieron salvarse de la masacre. Los salvoconductos fueron sus hijos a los que todavía daban el pecho. Las afortunadas, vieron partir el camión, lleno de sus compañeras camino al cementerio de Gerena, que como muchos otros se había convertido en el lugar donde se daba “el paseillo” a los detenidos.
Una fosa con más de 50 cuerpos
Las 17 mujeres fueron enterradas en una fosa común de cementerio de Gerena. Según Manuel Domínguez, en esa fosa se acumulan más de medio centenar de cuerpos, de Guillena, Gerena y 30 que fueron traídos de Aznalcóllar.
La burocracia no los ayuda
A pesar de conocer el sitio exacto donde está enterrada su abuela paterna, Domínguez lamenta que el proceso burocrático con las administraciones “más que dar facilidades presenta dificultades” y es que la asociación aún no ha podido realizar la cata arqueológica ni llevar un georradar al cementerio. Para concluir la entrevista, nos comentan que desde la asociación, esperan que pronto puedan realizar estas acciones, identificar a los muertos y darles un entierro digno: el mismo que se les negó hace más de 70 años.
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