Eloy Pardo Ferrer
Sólo ha durado un día. La placa que la teniente de alcalde de Barcelona Imma Mayol (ICV-EUiA) inauguró la semana pasada delante de la casa donde vivió el pensador marxista Manuel Sacristán ha tenido una vida corta. El monumento, compuesto por una lámina de metal y plantas alrededor, ha aparecido destrozado por un corrosivo. En un principio, debió de haber sido colgada en el portal del edificio - Diagonal 527 - pero la propietaria se negó argumentando que Sacristán "había hecho daño", según informó Salvador López-Arnal, uno de sus discípulos.
Sacristán estudió derecho y filosofía en Barcelona. En 1954 marchó a Múnich, donde realizó estudios de lógica, toda vez que tomó contacto con el pensamiento marxista, y especialmente con las obras de Györgi Lukács. De nuevo en Barcelona fue profesor desde 1956 en las facultades de filosofía y económicas.
Su actividad política le llevó a la dirección del PSUC clandestino. Tuvo un papel destacado en el movimiento universitario catalán, lo que lo llevó a ser detenido en varias ocasiones por la Brigada Político Social franquista. Debido a sus ideas marxistas, en 1965 fue expulsado de la Universidad de Barcelona. En 1966 participó en la constitución del Sindicato Democrático de Estudiantes de Barcelona. Readmitido en la Universidad, fue nuevamente expulsado en 1973, aunque en 1976 pudo volver a dar clases aunque nunca como catedrático numerario. Sufrió el veto de CiU.
Muy marcado en Alemania por el marxismo, fue uno de sus principales introductores en España. Su principal aportación teórica reside en la crítica al antiracionalismo de Martin Heidegger y, en general, se le reconoce por haber construído una base lógica de la racionalidad que permitiera superar el existencialismo y el neopositivismo. Consecuentemente, Sacristán entendió la filosofía como una concepción del mundo basada en las ciencias positivas, que sólo se podía era posible estudiar desde una perspectiva multidisciplinaria.
Director de las revistas ’Materiales’ y ’Mientrastanto’, abordó la crisis del modelo soviético, y la problemática del comunismo en el estado español, especialmente ante la cuestión de las nacionalidades.
Sus obras más importantes son: ’Las ideas gnoseológicas de Heidegger’, 1958; ’Introducción a la lógica y al análisis formal’, 1964; ’La formación del Marxismo en Gramsci’, 1967 y ’Lenin y el filosofar’, 1970. Es autor también de trabajos sobre temas literarios y artísticos: sobre Goethe (1963), Heine (1964), Brossa (1969) y Raimon (1973).
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