Llueve, sin parar, desesperadamente, llueve en mi corazón como llueve en la villa, los ríos van al mar que es el morir, pero yo estoy de pie en un río aun mas potente y caudaloso que todos los otros, es el río del tiempo, un río que nos arrastra, que nos aleja de todo sin saber a donde vamos.
Ese río arrastra cada vez mas lejos a nuestros mártires republicanos, desde la lejanía nos llaman a todos los que les amamos y luchamos por retenerlos, nosotros también les hacemos signos, pero quizás ya no nos vean, los primeros que abren el cortejo de los que el tiempo arrastra son los mártires andaluces, los primeros que fueron asesinados al llegar los fascistas a sus tierras, el sadismo bendito se desato contra ellos de una manera que nos avergüenza de ser humanos, los mártires del cortijo Marrufo, centro de tortura y asesinatos, los fascistas andaluces se divertían con sus crímenes permitidos y recomendados por la Santa cruzada , los asesinados por los cofrades del Rocío, las mujeres asesinadas después de violarlas y torturarlas, los bebes pisoteados por los señoriítos falangistas, todos se alejan, un día desaparecerán envueltos en el sudario del tiempo y nadie se acordara de ellos, es lo que desean los fascistas, han amañado todo para que así sea.
Detrás de los andaluces vienen ya los de toda la España negra, las niñas violadas y destrozadas, los padres asesinados con sus hijos, las 13 rosas y sus camaradas fusilados en el cementerio de Madrid, los innumerables desaparecidos que nos esperan en las cunetas y que se nos impide sacar de allí, quisiéramos darles una sepultura decente donde ir a visitarlos en estos días de celebración de los muertos, los fascistas y la Iglesia siguen negándonos hasta este consuelo.
Los que murieron en los penales y en los capos de exterminio tanto en España como en Europa, todos se alejan, los últimos es el grupo que forman nuestros compañeros asesinados el 27 de septiembre del 75, les acompañan las victimas de la transición, van juntos porque unos y otros murieron para que el Borbón pudiera reinar tranquilo y los asesinos no fueran molestados, nos hacen grandes signos, nos llaman para que no los olvidemos en este día ni nunca, la transición debía presentarse como modélica y su memoria negada y enterrada, ellos lo saben, nosotros también.
Otros pasan, compañeros que nos dejan sin haber conseguido ver ni justicia ni República, vemos a Álvaro aun cercano, la corriente le separa de nosotros, sonríe, sabe que siempre le llevaremos en nuestra mente y en nuestro corazón, no desaparecerá nunca.
Siento los remolinos del tiempo acarician mis tobillos, envuelven mis piernas, tiran de mi, desean hacerme caer para que le corriente me lleve con mis camaradas, yo resisto, la bandera que enarbolo me sirve de apoyo, la clavo en las arenas del tiempo y me abrazo a ella, quiero aun resistir a la atracción del abismo para recordar a los míos, para luchar por su memoria, pero se que deberé un día reunirme con ellos, miro atrás, miro a mi alrededor, veo que hay otros que llevan la misma bandera que yo y que seguirán siempre pidiendo Verdad, Justicia y Reparación, yo aunque parta estaré siempre con ellos y ellos conmigo para realizar nuestro sueño de un mundo mejor.
Milagros Riera
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